Una empresa de juegos
norteamericana ha sacado al mercado un sofisticado juego de caza, el 'Hunting
Unlimited 3' en el que el jugador no se
limita a probar su puntería con el ratón sobre piezas que sucesivamente van
apareciendo en la pantalla, sino que, por el contrario, la acción del que juega
comienza mucho antes del disparo, eligiendo el país, la pieza que se desea
abatir o el arma a emplear – con la posibilidad de entrenar previamente sobre
una diana fija-. En este juego, el cazador-jugador, deberá aprender a caminar
por el campo sin hacer ruido, a buscarles las querencias al elefante o al
ciervo de cola blanca; a llevar el viento a la cara para que su tufo humano no
le llegue al zambiano Kudús; podrá seguir la trayectoria de la bala para saber
si el tiro realizado fue o no mortal y, por supuesto, posar finalmente junto a
la pieza abatida.
En la caza hay " estratagemas, astucias, insidias, para vencer a su salvo al enemigo; padécense en ella fríos grandísimos y calores intolerables; menoscábase el ocio y el sueño, corrobóranse las fuerzas, agilítanse los miembros del que la usa, y, en resolución, es ejercicio que se puede hacer sin perjuicio de nadie y con gusto de muchos" El Quijote (Capítulo XXXIII)
martes, 31 de marzo de 2015
Jim “Ridgeback” O´Sullivan
Cuando conocí a Jim “Ridgeback” O´Sullivan me pareció un
hombre con una simpatía que, de no entenderla bien, podía rayar en la
petulancia. Con la piel curtida por el sol de su Australia natal – no pregunté
por su apellido irlandés- su media barba cerrada y sus profundos ojos verdes,
derrochaba vivencias como otros prodigan aburrimiento. Como hombre más viajado
que leído, siempre tenía una historia nueva que contar, pero era al hablar de
caza cuando se esponjaba como un palomo ladrón. Gastaba un diente de oro y un
tatuaje en el bíceps en forma de alambrada de espino. A mí me recordaba mucho a
“Cocodrilo Dundee” sólo que éste, en lugar de cocodrilos, cazaba jabalíes con
sus Ridgeback Rhodesians, unos perros de los que hasta entonces nunca había
oído hablar.
jueves, 26 de marzo de 2015
Hacer el Canelo
Cada cazador, sin
siquiera darse cuenta, va construyendo a lo largo de su vida una biblioteca
imaginaria en la que guarda la memoria no escrita de sus mejores lances, de los
tirachinas y escopetas que pasaron por sus manos y, por supuesto, de los perros
que le acompañaron a lo largo de su vida, compañeros fieles que por una u otra
causa no soportaron la longevidad natural del hombre. Hoy quería contaros la
historia de Canelo, el que fue mi perro de la infancia y cuya hazaña perruna
merece estas líneas.
miércoles, 25 de marzo de 2015
Enfocar el problema (marzo 2005)
Cada año, con la fatalidad de las
primaveras, los periódicos recogen la imagen de un hombre enarbolando un bastón
para descargar un golpe mortal sobre la cabeza indefensa de una foca. En
Canadá, por estas fechas, se abre la veda para la captura – digo captura y no
caza- de miles de estos animales. La sangre de las focas arpa tiñe de rojo el
hielo flotante del golfo de San Lorenzo y esa bandera bermellón es el
pistoletazo de salida para que muchos periodistas confundan las churras con las
merinas y acaben llamando caza a lo que – ahora sí- son sólo capturas.
lunes, 23 de marzo de 2015
El perro del traje gris
Los dedos de una mano me sobran para contar las personas
que conozco que no formulan un juicio de valor al primer golpe de vista. Es
casi imposible que no nos asalten los prejuicios cuando nos enfrentamos a una
situación que no encaja, de entrada, en los moldes con los que nos manejamos en
la vida. De esa impureza del pensamiento
no soy yo una excepción, lo reconozco, y esto que aquí cuento es prueba de ello
y ocurrió la primera vez que vi a un braco de Weimar.
viernes, 20 de marzo de 2015
El pozo (enero de 2005)
A los cinco galgos de Alaejos, Valladolid, que la noche de
Reyes de 2005 fueron rescatados del fondo de un pozo al que habían sido
brutalmente arrojados varios días atrás.
Cuando recuerdo aquellos días siempre cierro los ojos. Es
como si el tiempo transcurrido en el fondo del pozo se amasara, como la
plastilina, para formar un todo compacto en el que es imposible distinguir un
día de otro, una noche de otra, un miedo de otro. La memoria, al menos durante
la vigilia, es piadosa con el espanto. Ahora, que comienzo a caminar de nuevo,
que otra vez me dejo acariciar por el hombre, es como si aquellos días se
hicieran muy lejanos, quizá sea porque el instinto de supervivencia también
vale para alimentar al olvido. Pero antes de que todo aquel horror se borre
quiero dejar aquí escrito lo que de él recuerdo, con la esperanza de que alguna
vez sirva para que no vuelva a suceder.
martes, 17 de marzo de 2015
Predicar y no dar trigo
Leo en un periódico regional que
la mitad de los perros abandonados durante este año en la provincia de Palencia
son perros de caza. Si visito en Internet las páginas de alguno de los refugios
para perros abandonados adivino la sangre de bretones, pointers y, sobre todo, de podencos, en la
mirada incrédula de los que posan ante las cámaras buscando alguien que les
quiera. No hay año en el que no se me caiga la cara de vergüenza frente a un
galgo ahorcado. Hay perros de rehala que parecen recién salidos de Auswitch
y otros muchos guardan en sus costillares la vergüenza de los perdigones
disparados a propósito. La vejez y la mediocridad para muchos perros de caza es
un trámite que sus dueños consideran en todo caso prescindible.
lunes, 9 de marzo de 2015
Perdices de pico (28 de febrero de 2015)
El pasado día 28 de febrero, unos
amigos de La Toba (Guadalajara), fuimos a tirar unas perdices a un coto
intensivo, a modo de despedida de la temporada.
viernes, 6 de marzo de 2015
Hacer el oso (Enero 2005)
Los hechos son los siguientes: a primeros del pasado mes
de noviembre de 2004, durante una batida de jabalíes, un grupo de cazadores de
la localidad de Urdos, en el Pirineo francés, mató a “Cannelle”, la última osa
autóctona en edad fértil que sobrevivía en los Pirineos. La muerte se produjo
cuando la osa atacó a perros y a cazadores al ver en éstos una amenaza cierta
para su cachorro de diez meses.
martes, 3 de marzo de 2015
Nos vemos (septiembre 2004)
“Mire no sea perezoso, sino levántese de la cama, y
vámonos al campo vestidos de pastores, como tenemos concertado..”
Don
Quijote de la Mancha (Capítulo LXXIV)
A mi tío Antonio
No hay marino que se precie que no guarde su rosa de los
vientos en una caja de zapatos. Todos tenemos una fotografía a la que de cuando
en cuando acudimos a llorar.
Pipo, el bueno
Cuando las puertas del furgón se cerraron, Pipo
sintió algo así como una caída interior, una tristeza súbita y definitiva.
Aquel quebranto le venía del estómago, que es donde los perros sienten primero
las desgracias, por eso, cuando vio alejarse la imagen de su dueña a través del
cristal sucio del portón, supo que nunca la volvería a ver y que todo lo más
tendría que conformarse con su recuerdo. Quizá por eso se tumbó, cerró los
ojos y dejó que los baches de la
carretera le ganaran algo parecido al sueño: el duermevela en el que los perros
dejan correr el tiempo cuando éste ya es inútil.
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