martes, 31 de marzo de 2015

Capreolus Capreolus v.1.5



Una empresa de juegos norteamericana ha sacado al mercado un sofisticado juego de caza, el 'Hunting Unlimited 3'  en el que el jugador no se limita a probar su puntería con el ratón sobre piezas que sucesivamente van apareciendo en la pantalla, sino que, por el contrario, la acción del que juega comienza mucho antes del disparo, eligiendo el país, la pieza que se desea abatir o el arma a emplear – con la posibilidad de entrenar previamente sobre una diana fija-. En este juego, el cazador-jugador, deberá aprender a caminar por el campo sin hacer ruido, a buscarles las querencias al elefante o al ciervo de cola blanca; a llevar el viento a la cara para que su tufo humano no le llegue al zambiano Kudús; podrá seguir la trayectoria de la bala para saber si el tiro realizado fue o no mortal y, por supuesto, posar finalmente junto a la pieza abatida.

Jim “Ridgeback” O´Sullivan



Cuando conocí a Jim “Ridgeback” O´Sullivan me pareció un hombre con una simpatía que, de no entenderla bien, podía rayar en la petulancia. Con la piel curtida por el sol de su Australia natal – no pregunté por su apellido irlandés- su media barba cerrada y sus profundos ojos verdes, derrochaba vivencias como otros prodigan aburrimiento. Como hombre más viajado que leído, siempre tenía una historia nueva que contar, pero era al hablar de caza cuando se esponjaba como un palomo ladrón. Gastaba un diente de oro y un tatuaje en el bíceps en forma de alambrada de espino. A mí me recordaba mucho a “Cocodrilo Dundee” sólo que éste, en lugar de cocodrilos, cazaba jabalíes con sus Ridgeback Rhodesians, unos perros de los que hasta entonces nunca había oído hablar.

jueves, 26 de marzo de 2015

Hacer el Canelo



Cada cazador, sin siquiera darse cuenta, va construyendo a lo largo de su vida una biblioteca imaginaria en la que guarda la memoria no escrita de sus mejores lances, de los tirachinas y escopetas que pasaron por sus manos y, por supuesto, de los perros que le acompañaron a lo largo de su vida, compañeros fieles que por una u otra causa no soportaron la longevidad natural del hombre. Hoy quería contaros la historia de Canelo, el que fue mi perro de la infancia y cuya hazaña perruna merece estas líneas.

miércoles, 25 de marzo de 2015

Enfocar el problema (marzo 2005)



Cada año, con la fatalidad de las primaveras, los periódicos recogen la imagen de un hombre enarbolando un bastón para descargar un golpe mortal sobre la cabeza indefensa de una foca. En Canadá, por estas fechas, se abre la veda para la captura – digo captura y no caza- de miles de estos animales. La sangre de las focas arpa tiñe de rojo el hielo flotante del golfo de San Lorenzo y esa bandera bermellón es el pistoletazo de salida para que muchos periodistas confundan las churras con las merinas y acaben llamando caza a lo que – ahora sí- son sólo capturas.

lunes, 23 de marzo de 2015

El perro del traje gris



Los dedos de una mano me sobran para contar las personas que conozco que no formulan un juicio de valor al primer golpe de vista. Es casi imposible que no nos asalten los prejuicios cuando nos enfrentamos a una situación que no encaja, de entrada, en los moldes con los que nos manejamos en la vida.  De esa impureza del pensamiento no soy yo una excepción, lo reconozco, y esto que aquí cuento es prueba de ello y ocurrió la primera vez que vi a un braco de Weimar.

viernes, 20 de marzo de 2015

El pozo (enero de 2005)



A los cinco galgos de Alaejos, Valladolid, que la noche de Reyes de 2005 fueron rescatados del fondo de un pozo al que habían sido brutalmente arrojados varios días atrás.

Cuando recuerdo aquellos días siempre cierro los ojos. Es como si el tiempo transcurrido en el fondo del pozo se amasara, como la plastilina, para formar un todo compacto en el que es imposible distinguir un día de otro, una noche de otra, un miedo de otro. La memoria, al menos durante la vigilia, es piadosa con el espanto. Ahora, que comienzo a caminar de nuevo, que otra vez me dejo acariciar por el hombre, es como si aquellos días se hicieran muy lejanos, quizá sea porque el instinto de supervivencia también vale para alimentar al olvido. Pero antes de que todo aquel horror se borre quiero dejar aquí escrito lo que de él recuerdo, con la esperanza de que alguna vez sirva para que no vuelva a suceder.

martes, 17 de marzo de 2015

Predicar y no dar trigo



Leo en un periódico regional que la mitad de los perros abandonados durante este año en la provincia de Palencia son perros de caza. Si visito en Internet las páginas de alguno de los refugios para perros abandonados adivino la sangre de bretones, pointers y, sobre todo, de podencos, en la mirada incrédula de los que posan ante las cámaras buscando alguien que les quiera. No hay año en el que no se me caiga la cara de vergüenza frente a un galgo ahorcado. Hay perros de rehala que parecen recién salidos de Auswitch y otros muchos guardan en sus costillares la vergüenza de los perdigones disparados a propósito. La vejez y la mediocridad para muchos perros de caza es un trámite que sus dueños consideran en todo caso prescindible.

lunes, 9 de marzo de 2015

Perdices de pico (28 de febrero de 2015)



El pasado día 28 de febrero, unos amigos de La Toba (Guadalajara), fuimos a tirar unas perdices a un coto intensivo, a modo de despedida de la temporada.

viernes, 6 de marzo de 2015

Hacer el oso (Enero 2005)



Los hechos son los siguientes: a primeros del pasado mes de noviembre de 2004, durante una batida de jabalíes, un grupo de cazadores de la localidad de Urdos, en el Pirineo francés, mató a “Cannelle”, la última osa autóctona en edad fértil que sobrevivía en los Pirineos. La muerte se produjo cuando la osa atacó a perros y a cazadores al ver en éstos una amenaza cierta para  su cachorro de diez meses.

martes, 3 de marzo de 2015

Nos vemos (septiembre 2004)



“Mire no sea perezoso, sino levántese de la cama, y vámonos al campo vestidos de pastores, como tenemos concertado..”
Don Quijote de la Mancha (Capítulo  LXXIV)

A mi tío Antonio

 No hay marino que se precie que no guarde su rosa de los vientos en una caja de zapatos. Todos tenemos una fotografía a la que de cuando en cuando acudimos a llorar.

Pipo, el bueno



Cuando las puertas del furgón se cerraron, Pipo sintió algo así como una caída interior, una tristeza súbita y definitiva. Aquel quebranto le venía del estómago, que es donde los perros sienten primero las desgracias, por eso, cuando vio alejarse la imagen de su dueña a través del cristal sucio del portón, supo que nunca la volvería a ver y que todo lo más tendría que conformarse con su recuerdo. Quizá por eso se tumbó, cerró los ojos  y dejó que los baches de la carretera le ganaran algo parecido al sueño: el duermevela en el que los perros dejan correr el tiempo cuando éste ya es inútil.