La caza es una pulsión que va en
el equipaje genético de ciertas personas, una dulce herencia atávica, un
mandamiento que quien lo siente dentro obedece sin rechistar y del que no puede
ni quiere privarse porque es algo que le hace profundamente feliz.
La caza no se explica desde la
razón porque ya no cazamos por hambre, de ahí que la caza, hoy en día, tenga
difícil defensa social con parámetros racionales. Más, cuando también la
practican personajes de dudosa catadura moral.
Sin embargo, somos muchos los que
la practicamos con criterios éticos, de manera sostenible y compatibilizamos su
práctica con una defensa activa – no de salón- de la Naturaleza. Espero que la
lectura tanto de mi video-blog como de los cuentos y artículos de opinión que aquí
encontraréis ayuden un poco a defender nuestra imagen como colectivo.
Buenas viandas prosaicas..., masajean las meninges como viento fresco en mañana de caza.
ResponderEliminarMe alegra que sean de tu gusto, Fernoso, que la fuerza del viento te acompañe y tengas muchas buenas mañanas de caza.
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