lunes, 29 de diciembre de 2014

Una mañana casi perfecta (2 de noviembre de 2014)

El domingo estrené cuartel en el coto que tengo cerca de casa, se trataba de un laderón de chaparras, jaras y aulagas, roto por alguna barranquera con arroyos de zarzón y juncos, un cazadero muy bonito aunque quizá demasiado espeso en sus bajuras por la ausencia de ganado por la zona. Cazaba con mi amigo José y con sus maravillosos podencos andaluces: Mía, Tuya, Fauna y un macho muy joven pero con un potencial increíble: Kaín, del que se oirá hablar más de una vez en este diario.

Perdices de sierra (1 de noviembre de 2014)


El sábado día 1 estuve cazando con el que ha sido mi maestro en esto de la caza: mi primo Javier. Por diversas razones llevábamos tiempo sin cazar juntos y ha querido el destino que podamos volver a hacerlo en el pueblo en el que nacieron nuestras madres.

Con el viento de cara


Por hacerlo en cazaderos o pobres de caza o ricos de leña y pasto he tenido un inicio de temporada de mucho esfuerzo y poco resultado; sin embargo, otro escenario quiso darme ayer lo que hasta ahora se me había negado: un día para disfrutar plenamente. Cuando las cosas vienen de cara hay que saber reconocerlo y también  agradecerlo, que en los tiempos que corren para la menor, son los menos los días en los que el campo se siente generoso.

viernes, 26 de diciembre de 2014

A codornices salvajes con podenco y medio (Agosto 2014)

Veré de llevar este diario de la temporada de caza 2014/2015 al alimón con el blog, para entreverar crónicas y reflexiones sobre la caza, con la idea de no aburrir al lector demasiado, pues tanto cansa la mucha teoría sin un poco de acción, como la pura crónica si no se le encuentra  moraleja alguna.
 Intentaré aderezar los relatos con alguna foto y algún vídeo, todo muy casero y sin más aderezo que el que poco a poco pueda ir descubriendo por mí mismo en el proceloso mundo de la edición de fotos y vídeos. Así que, paso corto y mirada larga.


martes, 23 de diciembre de 2014

El morral


El morral es mucho más que una bolsa resistente y con asas para colgar de los hombros. Un morral de caza es un almacén donde los recuerdos se tiñen con el olor rancio del cuero y toman forma de navaja, de cartucho o de pluma de perdiz.  Quien mira a un morral como a un objeto inanimado se equivoca de medio a medio, pues en el universo oscuro de su interior se expande la galaxia cinegética del cazador, una amalgama de espacio y tiempo donde habitan los lances pasados y burbujean los que están por suceder.