El miércoles pasado nos dejó nuestra Betty.
Se fue quedando dormida mientras le acariciaba la cabeza con mis dos manos, muy
suave, justo por detrás de las orejas, que es donde más le gustaba. El Dolethal hizo el resto.
En la caza hay " estratagemas, astucias, insidias, para vencer a su salvo al enemigo; padécense en ella fríos grandísimos y calores intolerables; menoscábase el ocio y el sueño, corrobóranse las fuerzas, agilítanse los miembros del que la usa, y, en resolución, es ejercicio que se puede hacer sin perjuicio de nadie y con gusto de muchos" El Quijote (Capítulo XXXIII)
domingo, 11 de diciembre de 2016
miércoles, 24 de agosto de 2016
El insomnio recurrente (21 de agosto de 2016)
No importa los años que llevemos
en esto, cualquier cazador duerme poco o nada el primer día de la temporada de
caza. A mí me ocurre especialmente el
primer día de caza de la codorniz. Poco
importa que hoy en día apenas queden codornices en nuestros campos, que las
perchas hayan pasado del exceso al defecto; que todo le sea contrario a esta
pequeña gallinácea que es capaz de hacer miles de kilómetros con la terquedad
de quien cumple un mandato atávico. El primer día de la temporada no duermo.
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